El primer libro infantil de F. Llorente de Andrés está ilustrado por Luz Palacio y los beneficios de su venta serán para el Ateneo de Almagro
Félix Llorente de Andrés, coordinador de la sección de Ciencia y Tecnología del Ateneo de Almagro, presentó en la noche del miércoles su libro De este lado del ingenio. Se trata de su primera incursión en la literatura, eligiendo para su debut la temática infantil: “Me preocupa mucho el futuro y me pregunto cómo preparamos a los niños para ese futuro. He querido demostrar que los niños son capaces de descubrir cualquier cosa”, aseguraba el autor, confesando que “me divertí mucho escribiéndolo, quería sacar algo de mí pero la verdad es que no ha salido nada, no es autobiográfico en absolutamente nada”.
Félix, acostumbrado a la redacción técnica y científica, reconoció las dificultades encontradas para cambiar de registro, y quiso dejar patente su admiración para todos aquellos que hacen literatura. El autor explicó la influencia de sus nietos para despertar sus inquietudes literarias, y aseguró que su pretensión “no fue escribir un cuento, sino describir una situación”. Agradeció la presencia de los socios y amigos que acudieron a la presentación de este libro, y al finalizar el acto pudo dedicar a todos ellos los ejemplares adquiridos por el simbólico precio de 9 euros. Los beneficios de su venta serán para el Ateneo de Almagro, y será la propia asociación quien se encargará de coordinar su venta.
Félix Llorente estuvo acompañado por Luz Palacio, vicepresidenta del Ateneo e ilustradora del libro, quien explicó que hasta ahora no había tenido incursión alguna en el mundo de la ilustración literaria, asegurando que “lo he hecho con mucho gusto”, y agradeciendo a su compañero el ofrecimiento. Elena Arenas, coordinadora de la sección de Literatura, presentó esta actividad enmarcada en su área, destacando en la obra presentada la “apuesta por el ambiente familiar” que realiza Félix. Arenas también quiso ofrecer una curiosa introducción con un breve repaso histórico de la literatura infantil, explicando que este género no se da “hasta que no aparecen los niños como grupo social diferenciado en el siglo XIX”, y recordando que en nuestro país los mejores cuentos de aquel momento llegaron de la mano de la famosa editorial Saturnino Calleja, creada en 1876, quedando para el refranero popular aquello de “los cuentos de Calleja”.