La musicóloga Isabel Rosal Moral ofreció una conferencia el pasado lunes entorno al estreno de Edgar en el Teatro Real en 1892
La sección de Música del Ateneo de Almagro coordinada por el pianista y profesor Alfonso Candelas, ofreció una conferencia el pasado lunes a cargo de la musicóloga Isabel Rosal Moral centrada en la ópera Edgar de Puccini, y su repercusión en España con motivo de su estreno en el Teatro Real de Madrid en el año 1892. Pero para ponerla en contexto, la ponente habló en primer lugar de su estreno en Italia y los avatares que propiciaron su estreno en España, dejando para el final un análisis argumental de esta ópera.
Isabel contó que Edgar fue encargada por Giulio Ricordi, el famoso editor y fundador de la editorial Ricordi, tras el éxito de su primera ópera Le Villi. Fue estrenada el 21 de abril de 1889 en el Teatro La Scala de Milán con poco éxito y repercusión, y tras muy pocas representaciones fue retirada de cartel y pasando a ponerse en escena en “teatros secundarios” sin pena ni gloria. Puccini, joven compositor ilusionado con la posibilidad de mostrar al público su valía, acabaría totalmente decepcionado por la falta de representaciones y por la imposibilidad de mostrarse como compositor. La musicóloga explicó que Giulio Ricordi, quien para encontrar el talento tenía un olfato muy fino, vio en Giacomo Puccini el heredero de Verdi en el verismo italiano, por lo que le propuso un segundo estreno de la ópera Edgar, esta vez fuera de las fronteras italianas, en el Teatro Real de Madrid.
Rosal Moral continuó explicando con todo detalle las negociaciones entre la empresa del Teatro Real, dirigida por el Conde de Michelena, y el director italiano Luigi Mancinelli y la casa Ricordi, quienes presentaron el proyecto al Real. Se llegaría a un primer acuerdo pero no se firmaría nada en concreto, viendo el joven Puccini las dificultades que generaba este proyecto. Pero gracias a la buena relación personal de Giovani Ricordi y el director musical del Teatro Real, Luigi Mancinelli (tan buena que en la época se llegó a pensar que el Teatro Real era una “sucursal” de Ricordi), y gracias también a la colaboración del tenor Francesco Tamagno, por expreso deseo del compositor la ópera Edgar se estrenaría en el Teatro Real el 19 de marzo de 1892.
Antes del estreno Puccini pudo conocer a los compositores españoles de la época y la música que hacían Chueca, Bretón o Chapí en Casa Lhardy. También conoció y sufrió el injusto trato que le dio la prensa de la época más proclive a la música alemana de Wagner y a la española que hacían nuestros compositores.
Entre los retrasos del estreno y la mala prensa que inmerecidamente se llevó el compositor italiano, éste suspiraba por volver a Italia, escribiéndole así a su esposa: “Estoy cansado de Madrid, y de este país tan poco comprensivo, donde se vive de forma tan diferente a como se vive en casa”, explicó la conferenciante.
El estreno sí tuvo éxito aunque salpicado de crítica por la gran cantidad de masa orquestal y coral, escrita en exceso principalmente al final del primer acto, y que no dejaba oír las voces de los solistas. La ópera se representó durante tres días y se eliminó del cartel. Al estreno acudió la hija de la Reina Isabel II, la Condesa de Girgenti, Doña Isabel de Borbón, a quien Puccini le dedicó una foto firmada. Finalmente, tras la última representación, el 23 de marzo de 1892 Giacomo Puccini regresaría a su querida Italia.
La musicóloga Isabel Rosal finalizó su disertación explicando el argumento la ópera apoyándose en la proyección de algunos vídeos. Explicó que la ópera está dividida en tres actos, aunque en un principio se pensó en cuatro, con libreto a cargo de Ferdinando Fontana. La historia tiene mucho parecido con la de Carmen de G. Bizet, ya que ambas presentan a un hombre confundido, que debe escoger entre el amor casto de una joven de su pueblo y la pasión desbordada de una exótica gitana. La ponente concluyó diciendo que “a pesar de lo bella que es la ópera, se representa muy poco en la actualidad frente a otras obras del mismo autor”.