El hijo de la artista, Ramiro de la Reza, visitó el Ateneo para descubrir algunos entresijos de la artista, de la persona
Después de la conferencia inaugural ofrecida por el Premio Nobel de Física 2019, Michel Mayor, el Ateneo de Almagro regresó a su actividad en su sede en la tarde de ayer. Lo hizo para subir a la palestra la obra –y vida- de Agnès Ovando, una artista e ilustradora boliviana que fue todo un torrente de energía, inconformismo y sentido del humor. Para hablar de esta artista, el Ateneo de Almagro contó con la presencia de su hijo, Ramiro de la Reza.
El presidente del Ateneo de Almagro, José Antonio Prieto, se mostró agradecido y encantando con su presencia. “Es una excepcional persona, estoy encantado de haberlo conocido y haber compartido estos días con él”, afirmó. Por su parte, el Coordinador de la sección de Artes Plásticas y Oficios, Miguel Barba, también se mostró agradecido con el invitado. “Es un honor tenerte aquí y que nos puedas hablar de tu madre, pues es a quien realmente queremos conocer y descubrir su visión de la vida y su visión del arte”, declaraba.
Esta artista e ilustradora boliviana tenía 41 años cuando se metió de lleno en el mundo del arte plástico, aunque “su arte sigue teniendo ese aliento joven”. Para empezar la exposición, Miguel Barba mostró “Locomotora 825”, uno de los cuadros que más llamaron la atención a ciertos galeristas que hicieron que su nombre empezase a resonar. Del mismo modo, se mostraron algunos de los textos que acompañaban sus ilustraciones y que hablaban sobre su vida o sus gustos. “Cuando mi madre se fue, lo que me quedó de ella fue esto”, señalaba su hijo.
La obra de esta artista demuestra su singularidad, pues tal y como afirmaba Barba, “tomaba el mundo con mucho humor, con mucha creación y con mucho color”, y su obra da buena fe de ello. Aunque su pasión era el arte, Agnès Ovando comenzó la carrera de medicina con 25 años en Chile, sin embargo, el tercer año la dejó para matricularse en la carrera de Bellas Artes, su verdadera vocación. Sus obras eran muy coloridas, destacaban los retratos, los insectos o la crítica social, siempre cargadas de sentido del humor.
Según su hijo, Ramiro de la Reza, la artista era muy abierta con todo el mundo, era una mujer sin prejuicios y siempre se apoyaba en su cultura tradicional, que hizo que trascendiera a nivel internacional. En este punto, se contaron algunas anécdotas sobre la artista y su energía por la vida. “Cada año hacía una fiesta de disfraces en casa con una temática diferente”, decía su hijo mientras mostraban un vídeo de una de esas fiestas.
La presentación finalizaba con unas emotivas palabras por parte de Ramiro de la Reza. “Agradezco mucho esta propuesta, me pareció raro al principio presentar su obra en España, pero es la prueba de que el arte puede traspasar fronteras y puede demostrar cómo es una persona, sea en el país que sea”.
“Queríamos presentar a una Agnès que va más allá de sus pinturas. Una mujer alegre, optimista y llena de energía hasta el último momento de su vida”, afirmó Miguel Barba para finalizar la conferencia.
Que felicidad la mía, ver el arte de Agnes, expuesto en el Ateneo de Almagro, mi querida amiga, con quien pude disfrutar y admirar su trabajo, además de compartir muchas carcajadas, copas y principalmente aprender el lado interesante de esta vida. La quiero y extraño, de manera feliz, bellísima homenaje, muy merecida! “Agnes vive!”
Juanita Cely Mercado Terceros