El ponente planteó una hipótesis sobre cómo se articuló el poblamiento medieval en el Campo de Calatrava en los siglos XII y XIII
La sede del Ateneo de Almagro volvió a la actividad este viernes con una conferencia enmarcada en la sección de Historia y Patrimonio, impartida por Pedro Ripoll, licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Alicante, doctorando en Arqueología Medieval y gerente de la Mancomunidad de Municipios del Campo de Calatrava, titulada «Articulación del poblamiento medieval en el Campo de Calatrava desde la arqueología del paisaje: hipótesis y primeras conclusiones».
Pedro comenzó, a modo de prólogo, ubicando el espacio temporal objeto de su investigación, y por extensión, de la conferencia. Así pues, el punto de partida se situó en 1147, año de la toma cristiana de Calatrava la Vieja, llegando hasta finales del siglo XIII. Explicó que «en nuestro territorio había diseminados muchos más pequeños núcleos poblacionales que en la actualidad, debido a un proceso de colonización», señalando que su trabajo persigue «establecer una relación de los núcleos entre sí, y su relación con el paisaje». Para ello ha sido fundamental estudiar los restos arqueológicos conocidos, si bien «es muy difícil encontrar restos de muchos de los núcleos», aseguró Ripoll.
Para fijar conceptos, explicó que se podía considerar como núcleo a una concentración de entorno a 60 habitantes, ya que con esa cantidad «ya había párroco y ese asentamiento tenía personalidad jurídica eclesiástica». Mostró diapositivas muy explícitas trazando círculos de influencia de los diferentes núcleos, separándose por norma general por una distancia cercana a los 5 km, y expuso cómo la mayoría de ellos han desaparecido o se han convertido en parajes, fincas o cortijos: «El núcleo muchas veces desaparece, pero se sigue explotando». De esta forma dio a entender que los actuales términos municipales surgen como consecuencia del agrupamiento de esos núcleos poblacionales, y cómo en muchas ocasiones esos núcleos se diseminaban a lo largo de las principales vías de comunicación para asegurarlas.
Igualmente identificó características comunes a la inmensa mayoría de ellos: «Estaban un poco elevados, cercanos a una fuente de agua y con zonas cultivables a su alrededor», contó Ripoll, añadiendo que en ocasiones aparece un elemento fortificado «unas veces dentro del núcleo y otras veces a muy poca distancia para permitir la defensa y control del mismo».
Ya más centrado en el territorio de influencia de Almagro, habló de la importancia de la toponimia para explicar el nombre de algunos de esos núcleos y cómo ha ido variando hasta nuestros días, dando algunas pinceladas de las pautas de comportamiento y organización de la actividad en esos poblamientos para la captación de recursos en época medieval (Medieval SCA o Áreas de Captación de Recursos), lo que definió como «proceso de colonización feudal y agraria del siglo XIII», relacionando esta pauta con la Orden Militar de Calatrava y su origen cisterciense.
Fue curioso y creativo.