En la videoconferencia se habló de los diferentes problemas a los que se enfrentan las orquestas a la hora de poder realizar un concierto

Este miércoles tuvo lugar la última ponencia ofrecida por el Ateneo de Almagro durante el mes de marzo. Esta videoconferencia sobre «La programación musical en tiempos de Covid» se llevó a cabo a través de la plataforma Zoom y contó con la presencia telemática de Mónica Lorenzo, Coordinadora Artística de la Orquesta y Coro Nacionales de España, con una impresionante trayectoria profesional.

Tras la presentación por parte del pianista y profesor Alfonso Candelas, coordinador de la sección de Música del Ateneo de Almagro, Mónica Lorenzo quiso compartir con los asistentes a la ponencia cómo se encuentran desde la Orquesta y Coro Nacionales de España ante la pandemia que estamos viviendo y toda la problemática que han ido encontrando debido a esta situación.

Comenzó su presentación hablando de la digitalización y el streaming, pues como muchos otros sectores, el sector de los eventos y la cultura, también ha tenido que reinventarse durante el año 2020. Sin embargo, quiso lanzar varias preguntas, «¿estábamos realmente preparados para hacer conciertos en streaming?, ¿teníamos la infraestructura necesaria para ello?, ¿han venido para quedarse?». Como respuesta a estas preguntas, Mónica Lorenzo, señalaba que, en general, en España hay un poco de pobreza en cuanto a este tema y la pandemia les ha hecho darse cuenta de esto. Espera que en un futuro próximo se invierta más en este tema, poniendo el ejemplo de la Filarmónica de Berlín, que «cuenta con una plataforma digital maravillosa, ofreciendo conciertos con una calidad increíble».

Acto seguido, la ponente, realizó un breve resumen sobre la situación actual en la que se encuentra la música clásica. Habló las empresas privadas, que trabajan con agendas muy complicadas, con eventos cerrados en muy largo plazo, incluso de varios años, y esta pandemia les ha obligado a llevar a cabo una cancelación de conciertos muy severas. «Ha sido un frenazo en seco, se han visto muy desprotegidos», afirmó Lorenzo. Del mismo modo, confirmó que los teatros de ópera también se han visto muy afectados, así como las sociedades de conciertos, festivales de música, etc, viéndose todos ellos muy limitados a la hora de llevar a cabo sus actividades o conseguir sacar beneficios.

A continuación, entró en materia sobre la problemática que esta pandemia había supuesto para su ámbito, el de las orquestas sinfónicas. Explicó de forma detallada todas las dificultades con las que se encontraban a la hora de programar y hacer conciertos. El primer factor que les afecta es el gran temor del público a la hora de asistir a un concierto. Aunque sin duda, afirma que «la cultura es segura, no hay infecciones en los conciertos, las medidas son muy estrictas pero, por desgracia, el temor existe». La reducción de aforo es otro de los factores que les ha afectado, así como las dificultades en cuanto a la entrada y salida del público. «El público tiene que entrar mucho antes, para evitar aglomeraciones. Esto implica acabar mucho antes los ensayos. Además, se tarda más en limpiar la sala, por lo que los horarios que se tenían antes, ahora se han tenido que ampliar». Otra parte importante que Mónica Lorenzo destacó a la hora de programar, es tener en cuenta las pausas de los conciertos, evitándolas para impedir la socialización del público. Por lo que han tenido que readaptar los programas, reduciendo los conciertos a 60-70 minutos como máximo.

Reconoció también que se habían visto afectados en cuanto a la producción de los conciertos por las limitaciones en el escenario. «Nos hemos visto con limitaciones en la orquesta al tener que tener dos metros de distancia entre los músicos, tenemos que trabajar con orquestación muy reducida que limita mucho el repertorio». Sin embargo, saca una parte positiva de esto, pues han redescubierto repertorio del neoclasicismo que tenían olvidado. Al hilo de esto, debido también a la distancia de seguridad, otra de las dificultades ha sido a la hora de escucharse dentro de la propia orquesta, implicando un esfuerzo muy importante y complicado para escucharse entre ellos. Además, aseguraba que aquellos que tocan instrumentos de viento están rodeados de mamparas de metacrilato, lo que dificulta aun más la escucha.

Además, añadía otros problemas que encontraban a la hora de programar conciertos, como la logística, los certificados de movilidad, las limitaciones para viajar, el uso de mascarilla en los cantantes y en el director de la orquesta… Son factores que dificultan mucho el realizar un concierto.

Sin embargo, a pesar de todos estas complicaciones  a la hora de llevar a cabo una programación, Mónica Lorenzo confirmaba que están muy contentos y orgullos de poder realizar conciertos desde septiembre en esta «nueva normalidad», a pesar de haber tenido que cambiar horarios y adaptarse a esta nueva situación. La ponente finalizaba con una conclusión positiva, «con el mensaje que me quedo es que la cultura es segura, no es un lujo destinado a unos cuantos privilegiados. Las creaciones artísticas nos permiten cambiar el foco, romper la rutina, sensibiilizarnos, empatizar y llegar a un público que está con muchas ganas de escuchar conciertos. La cultura es la forma de vivir la diversidad que nos rodea y, en el mundo en el que estamos, no podemos permitirnos el lujo de vivir sin ella».

Finalmente, se abrió un turno de preguntas, moderado por el coordinador de esta sección, Alfonso Candelas, en el que se debatieron diferentes temas. Alguno de los asistentes, pidieron consejos a la ponente sobre cómo abordar todos estos obstáculos que se presentan a la hora de realizar conciertos en agrupaciones musicales más pequeñas y con menos infraestructura, como la Banda de Música de Almagro, a lo que la ponente afirmó que «es muy complicado, pero querer es poder».

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