La catedrática de Literatura de la UNED planteó un taller en el Ateneo de Almagro en la noche del viernes

María Victoria Toajas, catedrática de Literatura de la UNED y directora escénica, pasó este viernes por el Palacio de los Condes de Valdeparaíso de la mano del Ateneo de Almagro para reflexionar sobre la novela de Luis Martín Santos Tiempo de silencio, y más concretamente compartir con los socios y amigos del Ateneo su experiencia con el montaje teatral que estrenó la pasada temporada, con enorme éxito, el Teatro La Abadía de Madrid.

Elena Arenas, coordinadora de la sección de Literatura, fue la encargada de presentar esta actividad haciendo un breve acercamiento a la novela en cuestión, de la que destacó su “realismo crítico” asegurando que “sigue despertando un interés creciente”. Arenas puso en valor la forma en la que está escrita, con un “barroquismo al servicio de la parodia y el esperpento”, leyendo un pequeño fragmento para demostrarlo. La presentación más personal de Victoria la hizo su amiga Malú Navarro, quien la definió como “una mujer apasionada y comprometida”.

María Victoria Toajas agradeció cariñosamente la invitación del Ateneo confesando que “cada vez que vuelvo a Almagro tengo la sensación que vengo a casa”, y también quiso iniciar su exposición leyendo un fragmento de la novela en el que Luis Martín Santos describía Madrid. De esta forma quiso dar la importancia que la ciudad tiene en la novela, para contextualizar el peso que Madrid y su recuerdo tuvieron en la experiencia teatral objeto de este taller participativo. La directora escénica se deshizo en elogios hacia el equipo de trabajo de La Abadía, con quienes tuvo “la inmensa suerte” de compartir vivencias en dos iniciativas surgidas desde este centro dramático: “Espectadores en acción” y “Espectadores en reacción”.

En la primera de ellas, una propuesta para formar espectadores de teatro, tuvo un primer contacto que le permitió vivir el segundo, una nueva apuesta de La Abadía para enseñar a los espectadores cómo se monta un espectáculo, de qué forma crece desde dentro, pudiendo asistir a ensayos reales y formando parte activa en diferentes iniciativas.

La Abadía adaptó Tiempo de silencio como cierre a un ciclo sobre Memoria Histórica, y fue así como Victoria pudo formar parte de un grupo de personas que reflexionaron sobre las posibilidades reconciliadoras de la memoria, de los recuerdos, en relación directa con los actores y con el equipo de trabajo de La Abadía. Quiso demostrar con algunos juegos con los presentes la forma en la que eso sucedió, siempre de manera paralela a la propuesta teatral, de la que alabó la forma en la que “consiguieron que prácticamente todos los valores de la novela estuvieran presentes en la obra de teatro, a pesar de la complejidad con la que está escrita”. Para María Victoria Toajas, este montaje es una clara demostración de cómo “el teatro puede estar puesto al servicio del recuerdo”.

Esta actividad se celebró un día después del visionado de la versión cinematográfica que estrenó Vicente Aranda en 1986, culminando dos actividades coordinadas desde las secciones de Literatura, Historia, Patrimonio y Cine del Ateneo de Almagro, algo que celebró José Antonio Prieto en su bienvenida al acto.

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