El Ateneo de Almagro (www.ateneodealmagro.org) recibió la visita del actor Arturo Querejeta, celebrando así la segunda sesión de ‘Versos libres a plena luz’, en el marco de la 45ª edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro.

Arturo Querejeta posee una gran trayectoria profesional, llevando a sus espaldas más de 70 montajes. En el año 1992 se incorpora a la Compañía Nacional de Teatro Clásico, con obras como Don Juan Tenorio, Fuenteovejuna, La estrella de Sevilla o La vida es sueño, entre otros. Ha participado en series de televisión como Cuéntame, Isabel o Amar en tiempos revueltos, además de en distintos largometrajes y cortometrajes.

El acto fue presentado por Jose Antonio Prieto, presidente del Ateneo de Almagro, y con la intervención de Cecilio Amores, coordinador de la sección, quien fue el encargado de dirigir esta entrevista-coloquio.

El acto comenzó hablando de la vida de Arturo, de su procedencia, su familia y sus principios en el mundo del teatro. Querejeta afirmó que el hecho de ser actor no fue vocacional, sino que surgió con el paso del tiempo. Recordó sus funciones en La Latina con Lina Morgan, del que fue su último Partener, o sus comienzos teatrales con Carlos Hipólito y Verónica Forqué.

También hizo referencia a sus giras teatrales por multitud de pueblos y ciudades y a su vinculación con los grandes directores del teatro español, como Adolfo Marsillach, Miguel Narros, Natalia Menéndez, Ariel García Valdés, y otros internacionales como Jean Pierre Miqel.

Arturo agradeció volver a Almagro, su segunda casa, donde se acuerda siempre de Adolfo Marsillach, una época en la que se había perdido la tradición del teatro clásico y fue el mismo Marsillach quien se encargó de restaurarlo y de volver a darle vida. Tal es la importancia de recuperar lo de antaño que según Querejeta “los clásicos son imprescindibles en la formación de un actor”.

Habló, además, del cambio de registro de un actor a la hora de interpretar en un teatro y en una serie de televisión: “El teatro es una continuidad de momentos, una solidez en el trabajo, mientras que en la televisión se puede grabar intermitentemente”.

El invitado al Ateneo confesó que antes de preparar un personaje lee determinadas veces el texto hasta que logra entender la personalidad y profundidad, la intimidad más honda de este, y que antes de salir al escenario se acuerda de ciertas personas queridas, “realizo un recorrido mental y visualizo determinados tipos de cosas, y eso es lo que me da fuerza”.

Una profesión que según Querejeta “está sobredimensionada, sobreexpuesta en todos los sentidos: de costes, de producción, de personal artístico y técnico… La tarta no da para todos y hay que recordar que nuestra profesión sufre un 80% de paro. Es un drama duro, una realidad crudísima”.

El acto finalizó con el coordinador de la sección, Cecilio Amores, relatando un escrito propio dedicado a Arturo, y con la ovación por parte de todos los asistentes presentes, que agradecieron la presencia de este consagrado actor español.

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