Tras el largo paréntesis de la pandemia, y habiendo mantenido en los últimos meses la programación a través de videoconferencias, el Ateneo de Almagro ha retomado su actividad presencial con una memorable visita a la bodega del Campo de Calatrava “Quinta de Aves”. La iniciativa en cuestión fue el último evento que quedó en lista de espera tras declarase el estado de alarma en el mes de marzo del pasado año y, finalmente, ha podido retomarse y materializase en la vuelta a la programación presencial impulsada por la Sección de Cultura del Vino coordinada por Öle Janzzen y apoyo logístico de Jose Antonio Castillo en la institución almagreña.

Con el escrupuloso cumplimiento de los aforos permitidos un nutrido grupo de ateneístas se desplazaron a las instalaciones de la bodega “Quinta de Aves” y pudieron disfrutar de un completo recorrido, apasionante visita por las instalaciones, e intensa experiencia sensorial con la cata de sus mejores caldos y, todo ello, siempre de la mano del rigor y entusiasmo por el trabajo bien hecho que aporta el enólogo de la bodega Alberto Calleja.

Tras familiarizar a la comitiva con la geomorfología en la que se asienta el viñedo, exlusiva del Campo de Calatrava, y conocer con detalle las características propias del terreno volcánico en que está situada la bodega a setecientos metros sobre el nivel del mar se pudo entender mejor la especialidad de los vinos que recibieron al grupo. Efectivamente, cuentan los caldos de “Quinta de Aves” con una excepcional mineralidad como signo distintivo que, sin duda, puede apreciarse en las distintas variedades cultivadas tanto en vaso como en espaldera (Tempranillo, Graciano, Cabernet Franc, Merlot, Sauvignon Blanc y Moscatel de grano menudo).

El fruto alcanza su cenit en el minucioso y esmerado tratamiento que recibe en una bodega parcialmente soterrada y que, por lo demás, cuenta con una tecnología de vanguardia a la hora de lograr el exitoso resultado perseguido. Si a lo ya dicho se añade una cuidada selección de la materia prima, vendimia nocturna, y el rigor en la mesa de selección, no puede sorprender que en la ulterior cata de sus vinos jóvenes o con crianza en barrica la excelencia fuese la nota dominante que inundó todos los sentidos de los ateneístas almagreños con recuerdo y poso de plena satisfacción.

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